Mercado nocturno de Siem Reap (técnica mixta sobre papel) 2019 |
Mi alojamiento se ubicaba a una cierta distancia del centro por lo que se hacía necesario el alquiler diario de una bicicleta para moverme con cierta autonomía. Pese a todo, durante el tiempo que permanecí en ese lugar siempre agradecí la tranquilidad de las noches silenciosas y los amaneceres matizados con el canto de los pájaros lejos del bullicio de las calles abarrotadas de negocios. Tan solo por eso ya valía la pena haberme distanciado tanto de Barcelona. De ese modo mis días se iban desperezando tras el riguroso letargo del jet lag mientras nuevas preocupaciones empezaban a tomar forma, entre las cuales se encontraba el hecho de que yo no sabía hacer caricaturas con acrílicos. Tal vez, lo que más me mantuvo ocupado durante las primeras semanas fue el desafío de encontrar las tiendas de materiales de bellas artes mejor provistas de la localidad. Tras numerosas pesquisas llegué a la conclusión de que tan solo existía una pequeña droguería donde prácticamente todos los artistas se proveían pese a su exiguo surtido compuesto principalmente por los colores básicos al óleo, algunos tubos de acrílicos y un puñado de pinceles de dudosa calidad. El resto de materiales a mi abasto consistía en todo cuanto pudiera aprovechar de una completa tienda de material escolar ubicada en un pequeño pero flamante centro comercial.
Con varios meses por delante y en un apacible entorno tropical pensé que mis obras con acrílico empezarían a fluir sin más problemas. Sin embargo, ese pronóstico no se cumplió de un modo tan categórico. Había viajado sin caballete de modo que pintaba mis cuadros apoyándolos en una silla contra la pared, instalado en una luminosa y eventualmente concurrida veranda del albergue donde me alojaba. A causa de este hecho tenía la sensación que la vida transcurría pletórica a mis espaldas mientras yo pasaba las horas frente a un muro peleándome con un pedazo de lienzo.
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